Inglés Moderno: El prestigio de la lengua inglesa

Inglés Moderno: El prestigio de la lengua inglesa

Inglés Moderno: El prestigio de la lengua inglesa

En esta época el Inglés o si preferís la lengua inglesa no goza aún de un gran prestigio, ante sus propios hablantes, comparada con «other noble speches, as Italion, Castylion and Frenche, howbeit the speche of Englande of late dayes is amended»

El latín sigue gozando del mayor prestigio: en la temática ya tradicional ( = Teología, Lógica, Gramática…); pero también en la «New Philosophy» (=la ciencia) del Renacimiento: Harvey, Newton, F. Bacon… siguen escribiendo en latín (como lo hicieran, en realidad, sus homólogos del Continente: Copérnico, Galilei, Descartes…). Y ello se refleja invariablemente en la «educación» —sobre todo universitaria— donde sigue dominando el latín, como base indispensable para la comprensión de los Clásicos y del nuevo Humanismo.

Pero hacia 1580 parece que la balanza comienza a inclinarse sensiblemente a favor del inglés. Era lo natural; porque la exaltación renacentista de la naturaleza debía implicar, igualmente, una exaltación de las lenguas vernáculas, como el medio más natural y espontáneo de expresión. Se observa, por ejemplo, que un número cada vez más elevado prefiere leer a los clásicos en inglés, si hemos de juzgar por la gran cantidad de traducciones que aparecen en la segunda mitad del siglo XVI y primera del siglo XVII (incluso de materias como la «Lógica» y la «Retórica», cuyos textos básicos eran las obras de Aristóteles, Quintiliano y Cicerón); que las Petty Schools —en las que se aprendía a leer inglés, pero no latín— se multiplican a un ritmo creciente; que algunos autores —en su exaltación de las excelencias de la lengua— llegan incluso a propugnar una especial relación de Dios con el pueblo inglés (J. Milton, por ejemplo, en Areopagítica, 1644).

 

Era el fin de una larga controversia en la que los incondicionales del latín seguían empeñados en demostrar:

  1. Que la «cultura» decaería sensiblemente, si desaparecía el incentivo de las lenguas clásicas.
  2. Que el permitir el acceso a la cultura a todos, indiscriminadamente, sería realmente peligroso.
  3. Que el inglés no era el vehículo lingüístico adecuado para los temas científicos o de investigación (por falta de un vocabulario técnico suficiente).
  4. Que el latín era la «lengua internacional», y facilitaba el intercambio intelectual entre científicos e investigadores de las naciones y culturas más diversas.
  5. Que el inglés era una lengua inestable, en perpetuo cambio, frente a la «estabilidad» (gramatical y léxica) de las lenguas clásicas.

 

Una argumentación que los entusiastas del inglés van destruyendo punto por punto:

  1. Porque era preferible que todo tipo de obras (también las científicas o de investigación) se escribiesen en inglés, para no perder tiempo ni esfuerzos en el aprendizaje de otras lenguas.
  2. Porque el impedir al «vulgo» el acceso a la cultura no podía ser motivado más que por una envidia malsana; y resultaría perjudicial para la cultura misma.
  3. Porque las deficiencias del vocabulario podían subsanarse acuñando o aceptando nuevos vocablos. De hecho también el latín había sido, en otro tiempo, una lengua vernácula; y, sin embargo, los romanos jamás escribieron sus obras (de literatura, de ciencia, etc.) en griego.
  4. Porque la publicación de nuevas obras en inglés enriquecería la lengua (que dejaría de ser «ruda» y «bárbara»); y contribuiría a elevarla también al rango de «lengua internacional».
  5. Lo que sí se necesitaba, y con urgencia, era esforzarse por conseguir un vocabulario más digno y extenso, una uniformidad ortográfica y unos principios gramaticales sólidos que salvaguardasen el «arte de hablar y escribir correctamente la lengua inglesa». Conseguido esto:

 

why not all in English, a tung of itself bóth dépe in conceit, & frank in deliverie? I do not think that anie language, be it whatsóever, is better able to utter all arguments, either with mqre pith, or greater planesse, than our English tung is… It is our accident which restrains our tung, and not the tung itself, which will strain with the strongest, and stretch to the furthest