04 Oct La importancia del inglés
El resultado de esta evolución ha cristalizado en lo que quizá podríamos considerar —por lo menos en los momentos actuales— como la lengua más importante del mundo.
Es realmente sorprendente recordar:
- Que, en la época de la conquista normanda, el inglés era tan sólo el idioma de un millón escaso de habitantes.
- Que, en 1582 (cuando ya comienza a alcanzar cierta «madurez»), «the Englische tongue was of small reach stretching no farther than this island of ürs and not there overall».
- Que, en el siglo XVIII (cuando ya parece haber adquirido su «mayoría de edad»), algunos científicos se avergozaban aún de su lengua (I. Newton, por ejemplo, que escribía todas sus obras en latín) y que los hombres de letras europeos deploraban el hecho de que escritores ingleses (Shakespeare, Milton, Dryden o Jonshon) no emplearan otra lengua, porque el inglés no tenía vigencia internacional, (el francés, el español, el alemán, el italiano, el ruso…, le precedían a mucha distancia) Y lo es, sobre todo al contemplar la espléndida realidad del inglés contemporáneo.
A Samuel Daniel, en el siglo XVI, se le consideró, muy probablemente como un utópico cuando escribía:
And who in time knows whither we may went
The treasure of our tongue? To what strange shores This gain of our best glory shall be sent,
To ennch unknowing’ nations with our stores?
What worlds in the yet unformed Occident
May come refined with the accents that are ours?
Pero no pudo ser más exacto; quizá mucho más de lo que su fantasía pudo haber imaginado. Porque el inglés es hoy el más internacional de todos los idiomas: más de 400 millones de personas, pertenecientes a unos 8 países de muy diversa magnitud, población, clima, economía o filosofía nacional, emplean el inglés como «primera lengua»; y unos 1000 millones lo usan en mayor o menor grado. El inglés se entiende, se escribe y se habla en todos los continentes.
Pocas áreas civilizadas dejan de reconocerlo como lingua franca en todo tipo de comunicación política, económica, científica, tecnológica o investigadora. Lo hablan cristianos, judíos, musulmanes, budistas, hindúes, y fieles de los más variados «credos» religiosos del globo. Lo que nos permite, quizá, afirmar que está relativamente próximo al ideal de la tan ansiada «Lengua Universal», o por lo menos bastante más próximo que cualquier otra lengua que haya pretendido tal apelativo
No vamos a hacer aquí un panegírico de las, para algunos, excepcionales cualidades internas de la lengua inglesa (su ingente volumen léxico, su claridad, precisión, adaptabilidad; la sencillez y flexibilidad de su sintaxis; etc.), porque, para cualquier hablante, su lengua nativa es naturalmente de una importancia única e insustituible, y, para cualquier estudioso, su objeto de estudio presentaría cualidades idénticas. Apuntaremos tan sólo algunas sugerencias que puedan justificar comparativamente la importancia que le atribuimos, basándonos en algunos criterios que nos parecen «objetivos»:
- Uno de los primeros criterios para juzgar de esa «importancia» podría ser el número de hablantes de dicha lengua: en el que el inglés sobresale con respecto a las demás lenguas, según hemos indicado (aunque sea sensiblemente inferior al chino, por ejemplo, y quizá parejo con el urdu).
- Otro criterio generalmente «aceptado» es el de su extensión geográfica. El ingles descuella también aquí, entre los principales idiomas: baste recordar el número de naciones que lo han admitido como propio: Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá, la India, Australia, Nueva Zelanda y en general casi todos los nuevos estados de África y Extremo Oriente (aunque el castellano no le va muy en zaga a este respecto).
- Considerando como tercer criterio su calidad de vehículo de información podemos decir que la lengua inglesa parece única en los más variados campos: en la ciencia, la investigación, la literatura, te economía… (sin que ello implique menosprecio alguno de lenguas como el francés, alemán, ruso, japonés… de una influencia y productividad conocidas en algunos aspectos).
- Y por la influencia económica y política de sus hablantes (otro de los criterios que se suelen valorar), la importancia del inglés es patente una vez ponderada la influencia, en estos campos, de los países que lo han adoptado como su lengua nativa.
Si consideramos que el inglés se destaca significativamente en los varios criterios reseñados, en algunos es preeminente y, combinándolos todos, de una importancia primordial, aun dejando de lado la posible carga de subjetividad que pueda implicar una apreciación más o menos tendenciosa, no podremos por menos de admitir su posición privilegiada en el concierto de las lenguas vernáculas de la actualidad; y ello podría, quizá, animarnos (aún más) a emprender con entusiasmo el estudio de su historia y de su espléndida realidad presente.